La última colaboración de nuestro director, Jesús Garrote, en Salamancartvaldia.es analiza las dificultades laborales añadidas que existen para chicos y chicas de protección y jóvenes infractores: «En estos momentos, consideramos una urgencia acompañar a estos jóvenes, muchos titulados incluso con ciclos superiores en integración social o gestión forestal y otros sin titulación. El hecho es que muchos de ellos mantienen ciertas secuelas de su adversidad temprana, su trastorno del apego y su trastorno por estrés postraumático, han ganado en resiliencia y empoderamiento. Pero no lo suficiente para un trabajo exclusivamente productivo o para la emprendeduría sin ayuda. Igual que necesitan ayuda para vivienda en sus procesos de emancipación y transición a la vida adulta, necesitan supervisión en su integración laboral».

Como siempre, desde Santiago Uno tratamos de dar ejemplo antes de reivindicar. Por esta razón, desde hace muchos años hemos puesto en práctica diferentes iniciativas que tratan de servir de puente a nuestros chavales hacia el mundo laboral: «Somos responsables de una empresa de jardinería, de una food truck, de un hospital de fauna salvaje, de una cooperativa para desarrollo rural y tenemos sinergias para poder recuperar empresas en la España vaciada y atención a personas mayores con alumnas y alumnos salidos de nuestro ciclo superior de integración social».

Sin embargo, como ocurre para que cualquier proyecto social tenga éxito, esta actitud debe ser compartida por empresas y alentada por las instituciones públicas. Si ésto fuera así, los resultados podrían resultar súmamente positivos: «Tenemos gran experiencia en promover el retorno a los pueblos como medio de inclusión social y recuperación de saberes y oficios perdidos. Pero las ideas y proyectos reales, no se ven acompañados con la sostenibilidad económica en el tiempo. Lo cual hace hueca la intención política de recuperar los pueblos. Entendemos que bien gestionado sería un gran recurso».